Más allá del cole… el profe Kenneth

Un cordial saludo para toda la comunidad del Liceo José Joaquín Jiménez Núñez. Me llamo Madly Montero y curso el undécimo año en la sección 11-5. Me gustó el proyecto Más allá del cole…, y sin pensarlo quise entrevistar a mi querido y admirado profesor Kenneth Cruz Cascante, quien me dio clases de Estudios Sociales durante 3 años, de octavo a décimo, y a quien además agradezco su anuencia a aceptar esta entrevista. Gracias, estimado profesor, una vez más me deja en evidencia su profesionalismo y su grandiosa calidad de ser humano.

Los dejo entonces con el profe Kenneth.

  • Como educador, ¿cuál ha sido su experiencia más recordada?

Recuerdo que una mañana de junio estaba impartiendo lecciones con los recursos que podía disponer, en un área que le pertenecía a las instalaciones del Gimnasio, este recinto era muy incómodo para poder acomodar al cualquier grupo mayor de 20 estudiantes, además de toda la acústica del lugar, ya que ahí se daban las clases de Educación Física y se utilizaba como recinto para lo que se manejaba de reciclaje;  cuando de repente se apersona el señor Director con el asesor de Estudios Sociales, que llegó a ver mi clase, y lo único que me vino a la mente fue: “¡trágame tierra!” Esa ha sido la situación más negativa que se me ha presentado y la tengo tan presente como si hubiera sido ayer.

  • ¿Antes de ser educador a qué se dedicaba?

Me dedicaba a ser taxista. Fue una experiencia muy agradable y me ayudó a pagar mis estudios universitarios. 

  • ¿Alguna anécdota de lo que hacía antes de ser profesor?

Una vez por el antiguo cine Universal en Paseo Colón, me abordó un pasajero para que lo trasladara a las instalaciones de la Universidad de Costa Rica, en San Pedro de Montes de Oca. Él estaba muy conversón, por lo que nos pusimos a arreglar el mundo en el taxi; entre tanta conversación estuvimos hablando de las familias, y curiosamente en su vida habían pasado algunos acontecimientos semejantes a los míos,  y pensamos que la vida de algunas personas era igual a la de otros, pero cuando llegamos a su destino, resulta que mi hermano estaba justamente en la esquina donde el pasajero se bajaría, al detenerme salta mi hermano por la ventana y nos dice: “¿Ustedes sabían que son familia?” Y al final por cosas del destino éramos primos segundos y nos habíamos visto por última vez cuando yo tenía diez años… ¡Qué pequeño que es el mundo!

  • ¿En la actualidad tiene algún otro trabajo aparte de laborar en el Liceo J.J. Jiménez Núñez?

En este momento trabajo también en el Colegio Técnico Profesional Abelardo Bonilla Baldares, y algunos días libres me dedico a ayudar en un supermercado que tiene el tío de mi esposa.

  • ¿Nos compartiría una anécdota de su niñez? 

Mi papá tenía ganado y nosotros cuidábamos de los animales. En una ocasión, creyendo que nuestro padre no estaba, empezamos a jugar de montadores de terneros; estábamos lo más tranquilos y riéndonos con los aterrizajes que nos dábamos, cuando apareció el jefe y nos pilló… Recuerdo la fajeada que nos dieron, por jugar de montadores…

  • Algunas palabras de inspiración para la generación pronta a graduarse.

¡Qué les puedo decir! Ustedes hoy se sienten llenos, con muchas ganas de sonreír y de compartir. Esa sensación de alegría y satisfacción que tienen, nace del corazón, nace por haber cumplido una meta, en la cual invirtieron un gran esfuerzo con grandes sacrificios. Estoy seguro de que durante estos años pasaron por muchos aros de fuego, fueron valientes, probaron sus capacidades en cada prueba de esfuerzo, crecieron y finalmente se descubrieron a ustedes mismos. Hoy saben que nada los puede detener si tienen claro por qué y hacia dónde quieren llegar. 

Hoy entre ustedes hay muchos héroes y heroínas, jóvenes cuyas historias son verdaderamente admirables y que deberían ser contadas. Muchos de ustedes a muy temprana edad pasaron por un sinfín de situaciones, que los fue preparando para este momento.

Mi más profunda admiración y respeto hacia ustedes, la verdad que son valientes y son un ejemplo para todos. Todos ustedes durante estos años aprendieron a vencer el miedo, a domar sus emociones, a enfocar sus fuerzas, a desarrollar la seguridad en sí mismos y a desarrollar un sentimiento propio de autoestima. En el camino conocieron a sus compinches, quizás amistades para toda la vida. Ser  estudiante fue un viaje espectacular. 

Al graduarse, hoy vale la pena reflexionar hacia dónde marchan y por qué lo hacen. Muchos quieren ser personas exitosas. Algunos suponen que esto es lograr tener lo que quieren o más bien lo que la sociedad de consumo les vende; eso no necesariamente es malo, pero deben ser conscientes de que esa idea de éxito es la dominante en una vida enfocada en lo material, el poder y el dinero. 

Es bueno que contrasten esa idea de éxito con otra idea superior y profundamente impactante: la idea de ser una persona feliz. Porque la felicidad no se logra con lo material, la felicidad es una dimensión de sentimientos, de plenitud basados en el ser y no en el tener: básicamente se logra sintiéndose útil a los demás, seguro de sí mismo, orgulloso de tener una conducta íntegra, solidario con su familia y seres queridos, comprometido con su comunidad y su trabajo. Ser feliz, ante todo, es vivir con valores como la humildad, la sinceridad, la honestidad, exhibir el espíritu del esfuerzo propio y el de hacer lo correcto. 

Hoy día vivimos una gran confusión, los medios, las redes, los cambios globales, nos llevan a tal velocidad, que no reflexionamos hacia dónde vamos y por qué. Ya casi no hay tiempo para leer, reflexionar y menos para hablar con los amigos. Los valores humanos se van diluyendo en una sociedad en crisis. Por eso les comparto este anónimo, porque es un buen mensaje: 

“Hoy es el día más hermoso de nuestras vidas, queridos amigos y amigas. Los obstáculos más grandes: nuestras propias indecisiones.  Nuestro enemigo más fuerte: el miedo a nosotros mismos. La cosa más fácil: equivocarnos. Lo más destructivo: la mentira y el egoísmo. La peor derrota: el desaliento. Los defectos más peligrosos: la soberbia y el rencor. Las sensaciones más gratas: la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores personas sin ser perfectos, y sobre todo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia”.       

Les deseo lo mejor y que sigan luchando por sus sueños, los vamos a extrañar.

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