Mis queridos estudiantes, ahora cada uno de ustedes escogen destinos diferentes, de todo corazón les deseo lo mejor del mundo. Jamás permitan que sus sueños se marchiten, luchen constantemente por alcanzarlos sin importar las circunstancias que vivan en el presente. Mi corazón está engalanado de cada momento especial que todos ustedes me han concedido, me han tatuado en mi alma todos esos momentos que compartimos y todos esos instantes los tengo grabados en mi mente. Extrañaré las risas, las bromas, los momentos jocosos y los detalles que hicieron el espacio de estudio en un convivir, pero la vida debe continuar y hoy se abren nuevas oportunidades. Que Dios los ilumine y sean personas de ejemplo para los demás y una luz para cada uno de los miembros de sus familias.