Por Jennifer Peña, docente de Estudios Sociales y Educación Cívica;
y Évelyn Zúñiga, profesora de Español.
Cada 8 de septiembre, el mundo celebra el Día Internacional de la Alfabetización, una fecha instaurada por la UNESCO en 1966 con el propósito de recordar la importancia fundamental de la alfabetización en el desarrollo humano. Este día sirve como un recordatorio global de que la alfabetización no solo es una habilidad básica, sino una herramienta crucial para la igualdad de oportunidades y el progreso social.
La alfabetización, entendida como la capacidad de leer y escribir, es mucho más que una habilidad técnica. Es una puerta de entrada al conocimiento, un medio para el desarrollo personal y profesional, y una base esencial para el ejercicio de la ciudadanía activa. En un mundo cada vez más interconectado y dependiente de la información, el acceso a la alfabetización se convierte en un derecho fundamental que debe ser garantizado para todos.
A pesar de los avances significativos en la educación global, el desafío persiste. Según el Informe Global de la Alfabetización 2023, aproximadamente 773 millones de adultos y 263 millones de jóvenes aún no poseen competencias básicas de lectura y escritura. Estos datos reflejan una desigualdad alarmante que afecta principalmente a mujeres, personas en situación de pobreza y comunidades marginadas. La brecha entre las regiones desarrolladas y las que están en vías de desarrollo continúa siendo una preocupación central, con implicaciones profundas para la cohesión social y la equidad.
La alfabetización tiene un impacto directo en múltiples dimensiones de la vida. En el ámbito económico, los individuos alfabetizados tienen más oportunidades de empleo y acceso a mejores condiciones laborales. En el ámbito social, la capacidad de leer y escribir empodera a las personas para participar de manera más efectiva en su comunidad, tomar decisiones informadas y exigir sus derechos. Además, en el ámbito personal, la alfabetización fomenta la curiosidad intelectual, el desarrollo crítico y la autoestima.
En el Día Internacional de la Alfabetización, es crucial renovar nuestro compromiso con la educación inclusiva y de calidad. Esto implica no solo aumentar la inversión en educación e infraestructura, sino también garantizar que las políticas y programas educativos sean accesibles para todos, sin importar su origen socioeconómico, género o ubicación geográfica. Asimismo, es vital apoyar a los docentes con formación adecuada y recursos suficientes para que puedan desempeñar su labor de manera efectiva.
El Día Internacional de la Alfabetización nos abre un espacio propicio para reflexionar sobre los logros alcanzados y los desafíos persistentes en el campo de la educación. Más allá de la conmemoración, este día debe ser un llamado a la acción para todos los actores sociales: gobiernos, organizaciones internacionales, comunidades y ciudadanos. La alfabetización es la base indispensable para el progreso y la igualdad, y asegurar que cada individuo tenga la oportunidad de desarrollarse plenamente a través de la educación es una responsabilidad compartida que no debe ser subestimada. Celebrar la alfabetización es, en esencia, celebrar el potencial humano y la posibilidad de construir un futuro más justo y equitativo para todos.