¡Infinitas gracias, Ana Lucía!

En un mundo que a menudo puede parecer frío e indiferente, marcado por la desigualdad y la pobreza, la bondad y la solidaridad son una luz en medio de la oscuridad. Son un recordatorio de que todos estamos conectados y que tenemos la capacidad de hacer de nuestro planeta un mejor lugar; constituyen un llamado a la acción, a unir fuerzas para construir un futuro más justo y compasivo. A través de la bondad y la solidaridad podemos transformar nuestras comunidades y crear un mundo donde todos podamos vivir en paz y armonía.

Hoy, desde La voz del Nocturno, deseamos rendirle homenaje a uno de esos maravillosos seres humanos que se caracterizan por tener como baluartes estos trascendentales valores, una persona que precisamente hace la diferencia y que convierte la Tierra en un mejor lugar; allí donde ella esté, siempre habrá luz. Hablamos de Ana Lucía Velásquez, costarricense nacionalizada estadounidense. La señora Ana Lucía es una de las principales benefactoras de nuestros estudiantes que viven en pobreza. A través de su ayuda desinteresada, y enviada desde Estados Unidos, hemos logrado colaborar con “pases”  y entregar diarios a nuestros alumnos más necesitados.

¡Gracias, Ana Lucía, por tu bondad, solidaridad y amor al prójimo, Dios te bendiga infinitamente!  ¡Por más personas como vos!

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