Baile de graduación, Generación 2024
Por Évelyn Zúñiga y Jennifer Peña, docentes. El baile de graduación es un evento que trasciende lo festivo y se convierte en una celebración profundamente emotiva. Para muchos de nuestros estudiantes, la graduación representa el cierre de un ciclo largo y arduo, pero también el comienzo de una nueva etapa en sus vidas, llena de esperanzas y nuevos horizontes. La emoción que rodea el baile de graduación no solo se debe a la alegría del logro académico, sino también a la gratitud por el esfuerzo personal y familiar que ha sido necesario para llegar hasta allí. A diferencia de los graduados tradicionales, los estudiantes adultos de secundaria nocturna han atravesado diferentes realidades. Muchos han equilibrado el estudio con el trabajo, la crianza de hijos o el cuidado de familiares, y han hecho frente a múltiples desafíos para completar su educación. Por ello, cada paso dado en su proceso académico tiene un peso más profundo, un significado que va más allá de las calificaciones. El baile, entonces, se convierte en un espacio donde se reconocen no solo los logros académicos, sino también la perseverancia, la resiliencia y la capacidad de soñar en circunstancias difíciles. Esta actividad se llevó a cabo el domingo 24 de noviembre, y el ambiente estuvo cargado de emociones encontradas: desde la satisfacción y el orgullo de haber superado tantos obstáculos, hasta la nostalgia de cerrar un capítulo importante en la vida de nuestros estudiantes. Para muchos, este evento fue una oportunidad para compartir con sus compañeros y seres queridos la felicidad de haber alcanzado una meta tan significativa. Primero se inició con el desfile de los homenajeados y sus acompañantes, para luego bailar un vals; seguidamente, se realizó un brindis dándole gracias a Dios, a la familia y toda la labor que ellos han realizado para llegar hasta ese momento; después los estudiantes le solicitaron a la profesora Jennifer Peña que pronunciaran unas palabras. Una vez concluida la parte protocolaria, se invitó a todos los estudiantes a la pista a bailar al ritmo de canciones como la mayonesa. El personaje de la máscara se hizo presente y movió más la pista con su famosa conga y bailes en el centro de la pista; la música, las sonrisas y el baile se entrelazaron en un momento de catarsis colectiva, donde se liberó la tensión acumulada durante años de sacrificios. Además, el baile y la posterior cena simbolizaron un paso hacia adelante, una renovación de los sueños que nuestros estudiantes tienen para el futuro. Fue una forma de decir “lo logré”, y, al mismo tiempo, “esto es solo el principio”. La emoción de bailar en ese momento estuvo llena de una sensación de empoderamiento, de un reconocimiento propio por haber llegado hasta allí y de la certeza de que el esfuerzo valió la pena. En ese baile de graduación, cada paso de baile se convirtió en un reflejo de la superación personal, de la conquista de metas a menudo olvidadas o postergadas. Y al final, aunque el evento terminó, la satisfacción de saber que, a pesar de las adversidades, se alcanzó una meta tan importante, perdurará mucho más allá de la música y las luces. Sin más preámbulo, les compartimos algunas imágenes de tan especial noche.