Día de la Mascarada Tradicional Costarricense

Mascaradas: el rostro alegre de nuestra identidad

Cada 31 de octubre, en Costa Rica se alzan los gigantes de papel, los diablos danzan al son de la cimarrona y las plazas se llenan de risas. Es el Día de la Mascarada Tradicional Costarricense, una fecha que nos invita a mirar hacia adentro, a reencontrarnos con nuestras raíces y a celebrar lo que nos hace únicos.

Las mascaradas son mucho más que figuras coloridas: son memoria viva, nacieron del ingenio popular, mezclando influencias españolas con la picardía criolla, y han evolucionado como símbolo de resistencia cultural frente a la globalización. En ellas conviven el diablo, la calavera, la giganta, el policía y hasta personajes contemporáneos que se suman con humor y crítica social.

Aunque Halloween ha ganado terreno en comercios y redes sociales, nuestras mascaradas siguen latiendo en los barrios, escuelas y parques. No compiten: dialogan, porque en Costa Rica la tradición no se impone, se comparte. Muchos jóvenes hoy bailan con mascaradas por la tarde y se disfrazan por la noche, y esa mezcla, lejos de desvanecernos, nos enriquece.

Este día es también una oportunidad para reconocer a los hábiles artesanos que moldean con sus manos la identidad nacional. Cada máscara es una obra de arte, una historia tallada en papel, cartón y pintura, una invitación a mirar el mundo con humor y crítica.

Desde La voz del Nocturno, celebramos esta tradición con orgullo y alegría, e invitamos a toda la comunidad educativa a participar, a crear sus propias máscaras, a investigar su historia y a vivir la fiesta con el corazón abierto. Porque cuando baila una mascarada, baila Costa Rica entera.

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